Los Niños del Coro Mudo.
Qué curioso que me ponga a hacer ahora las obligaciones que me mandaban de pequeño.
Ahora, por ejemplo, me siento en una mesa escritorio a hacer mis deberes.
Ahora me muevo y hago ejercicio todos los días y después estiro mi cuerpo y hasta me rezo a mí mismo.
Ahora soy extremadamente educado y trato a todo el mundo bien, aunque no vaya con nuestro sistema de valores actual y alguien no se lo merezca. Ahora echo broncas a personas que van rápido en sus coches aunque no les conozca de nada.
Ahora estudio y hago ejercicios sin que nadie me conmine a ello, en ese mismo escritorio en el que de pequeño nunca me senté o en cualquier otro lugar.
Ahora respeto a los curas y a los creyentes de bien más que cuando en mi colegio religioso me castraban por ser un niño movido y mal estudiante, esos hombres frustrados y sin sexo, en la mayoría de los casos, a pesar de ser ateo convencido a ciencia de hoy.
Ahora me siguen doliendo los coscorrones y que no me dejaran entrar en el coro y en los scouts.
Ahora ya creo a pocos periodistas, a pocos señores que hablan bien en la tele o en las tribunas de los medios o del congreso prometiendo un mundo mejor, mientras tienen una guerra abierta en su casa, en su familia, en su partido, secta o en la vía pública.
Ahora me cojo el libro del Buen Amor o la Biblia sin que me obliguen a ello, aunque no tenga dibujos, por saber cómo era el cuadro de costumbres de los siglos que llegan hasta hoy.
Ahora juego a la pelota con más cabeza porque no me llega el cuerpo, gracias a un niño que me brinda su infancia a manos llenas en un campo de futbito lleno por dos infantes.
Ahora mismo me ha salido todo esto y lloro por todos los niños que no han podido volver a ser niños a pecho descubierto. Y creo que ya es hora de hacer de verdad lo que pueda…
Estos compis y esta clase no son el Coro Mudo, por supuesto. Quien más quien menos era un mirlo blanco a su manera. Algunos sin duda son lujos de amistad. Esta foto sirve para representar un muy buen momento de mi infancia, por que yo en el colegio disfruté una barbaridad a pesar de muchos.